lunes, 15 de marzo de 2010

CAJA DE PERLAS

Las ventanas abren mundos que la mayoría ni siquiera podría imaginar.

Vas caminando por las sombras de tu ser y encuentras una ventana deslumbrante.

-¿Qué demonios es esa luz? -Preguntas como si realmente te importara.

La curiosidad ha arrebatado tu Yo que creías indestructible y te ves entrando en las posibilidades irremediables de conocer lo inusual. Un viaje más, pensarías.

Sin entrar, ves a Jesús diciendo Hola y ves al árbol parloteando sobre lo importante que se siente conocer a Dios, sobre lo mucho que le importa la ciencia y el salvar a la humanidad, es un idealista iluso, pero lo sabe.

¿Entrar o no entrar? Podrías dar la vuelta y largarte, en verdad no importa ver lo que ya conoces perfectamente, aquel mundo de posibilidades inciertas pero verdaderas.

¡Joder! Cuando menos te das cuenta ya estás inmerso en aquella realidad alterna. Miras el cielo y ves a los mortales suspirando por cosas tan absurdas como la salvación eterna. Te sientes extraña, pero eres feliz porque te sientes, tal vez es la primera vez que te sientes. Tus manos ya no son solo tus extremidades que sueles usar para hacerte de cosas inservibles, ahora puedes regalar caricias a cualquier cosa real o imaginaria… por fin puedes acariciar al viento torpe que parlotea con tu cabello.

Caminas entre nubes y agua salada. El miedo se ha perdido en aquel lugar olvidado. No puedes regresar, te has quedado en tu limbo excitante, lleno de emoción de poder ser quien eres. Por fin he encontrado mi lugar, ahora si puedo decir: "Yo pertenezco a este lugar… deforme e inconstante."

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