jueves, 1 de julio de 2010

DUALIDAD EXISTENCIARIA EN DESCENDO

Habito en el tiempo, comparto la nada…

Atrapada en el tiempo que lo ve todo y en el espacio elíptico y esférico, decido que la vida puede ser lo que yo quiero que sea. Limitada por mis sentidos y mis pensamientos insanos, decido predeterminar mi estancia en este lugar vacío “inexistente” que no hace más que jugar conmigo: soy un títere de mí misma.

Se que mis ojos se sacian al observar la vida y la muerte, y que mi razón se ve confundida tratando de explicarse todo… pero aún no sé de qué me sirve todo esto.

Mis oídos siempre están tratando de salvarse del silencio, pero mi razón solo quiere escucharse a sí misma y saber que el silencio es su salvación… la tranquilidad externa que siempre ha buscado.

La luz guía a mi razón, me hace volar y saber quién soy. La noche juega conmigo, enloquezco y caigo mientras creo, ilusamente, volar. Así, mi cabeza hace juegos laberínticos sin respuestas ni preguntas, sin principio ni fin… Entonces es cuando cierro los ojos y escucho la música de mi ser, la música que sale de todo y de nada: sólo ésta música puede hacer que me olvide de lo fastidioso que es ser humana, es la que me hace sentir sin exigir explicaciones, la que me lleva a explorar mis mundos posibles donde la falsedad y la verdad sólo son un pretexto para dejar de ser quien soy.

Y justo cuando me he encontrado llega el fastidio de escuchar cumplidos por lo que soy exteriormente: me veo un tanto extremista y confundida en mis pensamientos, y justo en ese momento es cuando llegan los mascuyadores y empiezan a ladrar buscando que sacie su hambre por medio de la beldad, y sólo me pregunto ¿de qué me sirve la belleza?

Ahora viene la frustración de haber gritado tanto, sin haber sido escuchada… por eso prefiero escribir, porque así no espero nada de nadie… claro que, cada vez que escribo, muere algo dentro de mi…