sábado, 7 de abril de 2012

NOSTALGIA: PARADOJA PERFECTA

Un suspiro de nostalgia me golpeó: a mi alma le dio por sonreír y a mi cerebro por sufrir… vivo la paradoja perfecta.

Todo podría terminar en cualquier instante y aún así me dispongo a reír y a llorar, despreocupada, acurrucada en una nube que probablemente se evapore y me penetre por la nariz para colocarse en lo más profundo de mis entrañas.

Sí, eso parece valer la pena, aunque se creen paradojas nostálgicas que me llenen y me abandonen en el instante más efímero posible, como cualquier cigarrillo que se consume, o como aquel suspiro en el que han convertido a la vida… Tan efímero pero tan llenador que es imposible querer dejarlo a un lado y tratar de no disfrutarlo ni de sufrirlo, ni olerlo, ni escucharlo.

Pensé en que nunca más llegarían las musas a apropiarse de mi sin esa profunda tristeza que he amado con tanta pasión, pero la paradoja perfecta me ha brindado su hechizo majestuoso que sólo los árboles, la brisa de viento y la música podían haber logrado… Y brindo por ello, por la misma embriaguez que provoca el brindis, por las paradojas que nunca se separarán de mi y por la nostalgia que siempre se me presentará…