domingo, 10 de febrero de 2019

DESPEDIDAS

Me he vuelto adicta a los finales. Por supuesto esto genera un cierto gusto a la melancolía. Pero el recuperarse a uno mismo es lo único que vale la pena: dejarse ir para encontrarse de nuevo. La rueda inevitable del ser y la nada. Las compañías nunca se igualan. Uno nunca regresa completo: das a cambio de nada. Uno aprende que no tiene que descalabrarse cada vez que se avienta, por supuesto que tarde o temprano te alcanza el golpe, pero ahora aprendes a disfrutar o por lo menos a no padecer tanto la caída: aprendes a flotar.
Las miradas cruzadas jamás se tocarán, los corazones solitarios siempre se quedarán, y las palabras absortas en sus múltiples interpretaciones nos lastimarán con su infinito vacío: nunca dejamos de estar solos y nunca nada tuvo sentido.
El tiempo aparenta haber sido desperdiciado, las respiraciones se vuelven más frías y débiles, pero la estúpida sonrisa sigue ahí creyendo que todo mejorará y que el final nunca nos alcanzará.
Todo en vano.
Y todo tan lleno de placer. Recuperas la vista, la emoción en el pecho, las ganas de embriagarte. La luz de nuevo te toca, la obscuridad te inunda y vuelves a flotar otra vez. Tan triste pero tan llena. Tan vacía pero tan feliz.
Nuevamente: gracias y adiós.

jueves, 17 de enero de 2019

AGAIN

No sé si con los años se ha aprendido algo, al contrario, ser una sombra es desaprender: estas siempre se mantienen al ras del suelo y así nuca se puede aprender a volar.
Tal vez sea el momento de regresar a lo que se intentó destruir desde la construcción de una moral imponente: la magia. A pesar de haber estado recostada al lado del río pensando que éste algún día me llevaría con su corriente, no sólo no han mejorado las cosas, sino que han ardido en el hielo antártico de la verdad. Todo sigue estando mal: las interpretaciones, los secretos guardados en lo más profundo del ser, la inmediatez del amor inexistente… todos estos años sin magia y no hemos aprendido nada. Miradas bajas, cuerpos blandengues, salud mental reencontrada… todo se deduce de malas resoluciones y decisiones.

Como Sol he de decir que quien ve dentro de ti queda ciego, sólo los necios se mantienen al lado, con lentes de sol y falsas esperanzas. Parece que el Sol sólo lastima a los humanos. Y los árboles tan necesitados de él han decidido comprar pies y marcharse… tal vez tampoco lo soportan. La verdadera cuestión es: ¿él se soporta a sí mismo? Suponemos que no le queda de otra. A la distancia le queda la lluvia, la luna, y algún pájaro que cree que es feliz con sus rayos. Pero todo sigue igual: distancias inmensas de obscuridad, el abismo jamás desaparece y el tiempo sólo puede avanzar.
Es así como el círculo vicioso jamás se rompe. Es así como nos dedicamos a perder el tiempo sin aprender absolutamente nada nuevo. Repeticiones incesantes es lo que siempre nos queda. Tenemos las manos llenas y decidimos mirar hacia atrás... nunca nada nuevo.