lunes, 1 de noviembre de 2010

Mar.

Te veo, te huelo, te pienso, te siento… tu tan grande y yo tan pequeña. Tu figura se impone como una pintura coloreada por manos pequeñas que aún se sorprenden de lo que hay a su alrededor.

Eres el portador de tranquilidad para los estoicos, el fin último para Aristóteles, Dios para los creyentes, una esperanza para los desesperanzados, la inspiración para los artistas… ¡Eres tan grande y yo tan pequeña!

Pero no eres sólo tu, Mar, amigo mío, también es el cielo, el sol, la arena, el viento, una buena rola… yo, incluso… aunque yo sea tan pequeña y tu tan grande, que tan sólo el querer pensarte me resulte imposible por no poder abarcarte…