miércoles, 22 de mayo de 2013

_-__---_----__


Parece que todo este tiempo he estado flotando en el espacio negro, sola, sin saber algo, con mis dos personalidades que resultan ser la misma, con mis miedos, tristezas y alegrías. Todo tan lejano de mi.
Si algún día supe quién fui, ya lo olvidé. Si algún día conocí a alguien más, se volvió en mi. Como un círculo o, peor aún, como un hoyo negro: todo siempre termina en mi.
Sabía de acontecimientos irrepetibles y de esperas interminables, pero ahora todo parece reducirse a nada. Siempre esa Nada negra que me seduce una y otra vez… esa Nada que se lo traga todo sin discernir, sin importarle siquiera que se lleva.
Y yo siempre flotando, como parada en el tiempo, como ausente de todo, con reclamos inciertos, con sonrisas desconocidas, conmigo sin mi.
Te he invocado como a un demonio, esperando que mis sentimientos vuelvan a derretirse en ti. Pero mi búsqueda, que no es búsqueda, impide que te quedes todo el tiempo a mi lado, porque lo necesito a él tanto como te necesito a ti: sin necesitarlos. Y con "él" me refiero a esa blancura que parece acariciarte, a ese sentimiento que convive con la razón sin estropearla, a ese aliado que no te traicionará pero que te hará sufrir, a ese grito que dice "sí" a la Vida, a ese lugar en donde puedes caminar. Pero a veces lo olvido a él también. A veces lo olvido todo y de nuevo estoy flotando en la negrura infinita y todo vuelve a dar igual.